ARTÍCULO ORIGINAL. Volumen 10 – Número 2 – Diciembre 2007
INSUFICIENCIA CARDIACA EN LA DIABETES TIPO 2. ESTUDIO PROSPECTIVO DE COHORTES
Edmundo Molinero-Herguedas, Jose A. Gimeno-Orna, Tomás Labrador-Fuster, Alejandra Gil-Amella, Susana Padilla-Ruíz, Miguel Guiu Campos, Belén Campos-Gutiérrez.
Introducción y Objetivos: A pesar de su importancia, la insuficiencia cardiaca (IC) en la diabetes ha sido poco estudiada debido a su compleja caracterización clínica. Nuestros objetivos fueron determinar la incidencia de IC en una población con diabetes tipo 2 e identificar factores de riesgo para su desarrollo.
Métodos: Estudio de cohortes prospectivo de pacientes con diabetes tipo 2 procedentes de una consulta de endocrinología .El diagnóstico de IC se basó en criterios clínicos en el ámbito de atención especializada. Para evaluar factores predictivos se construyó un modelo de regresión logística.
Resultados: Entre los años 1994 y 1998 fueron incluidos 455 pacientes (64 años +/- 9.2; 60% mujeres). Durante el seguimiento medio de 7.5 +/- 2 años un total de 57 pacientes (12.5%) fueron diagnosticados de insuficiencia cardiaca, lo que supone una tasa de incidencia de 16.69 casos por 1000 pacientes-año. La hipertensión arterial estaba presente en el 87% de los casos y la cardiopatía isquémica en el 24%. En comparación con el grupo que no desarrolló IC, el grupo con IC tenía cifras de presión arterial sistólica más elevada, valores más altos de triglicéridos y más bajos de c-HDL.
En el análisis multivariante los predictores independientes de IC fueron la PAS inicial (Odds Ratio (OR) 1.02; Intervalo de confianza (IC) 95% 1.006-1.035 p 0.006), el tiempo de evolución de la diabetes (OR: 1.044; IC 95% 1004-1.086 p 0.03 ) y el valor c-HDL ( OR 0.965; IC 95% 0.938-0.993 p 0.015 ).
Conclusiones La incidencia de insuficiencia cardiaca en la población diabética tipo 2 es elevada. Factores de riesgo asociados a la resistencia a insulina especialmente la cifra inicial de PAS elevada y un valor reducido de c-HDL, junto a una mayor duración de la diabetes predice su desarrollo.
Palabras clave Insuficiencia cardiaca. Diabetes tipo 2. Factores de riesgo
ABSTRACT
Title: Heart Failure in type 2 diabetes. Prospective cohort Study
Introduction and objectives: Heart failure in diabetes has been poorly studied in spite of its magnitude due to the hard clinical definition. The aims of our study were to estimate the incidence rate of heart failure in a poblational cohort of patients with type 2 diabetes and to identify the risk factors involved.
Methods: We performed a prospective cohort study including patients with type 2 diabetes diagnosed by an endocrinologist. The diagnosis of heat failure was based in clinical items reviewed by a cardiologist. We used a multiple logistic regression model to analyze risk factors.
Results: 455 patients were included between 1994 and 1998 (64 years ± 9.2; 60% women). For a medium follow up of 7.5 ± 2 years, 57 patients were diagnosed of heart failure, what means an incidence rate of 16.69 cases per 1000 patients/year. 87% of these patients had arterial hypertension and 24% had ischemic heart disease. Compared with the group without heart failure, the group who developed heart failure had higher systolic blood pressure, higher triglyceride data and lower HDL-cholesterol data. In our multivariate analysis the initial systolic blood pressure (OR: 1.02; CI 95%: 1.006-1.035 p=0.006), the longer diabetes duration (OR : 1.044; IC 95% 1004-1.086 p=0.03 ) and the HDL cholesterol data ( OR 0.965; IC 95% 0.938-0.993 p=0.015) were independent risk factors for developing heart failure.
Conclusions : Incidence rate of heart failure in patients with type 2 diabetes is high. Risk factors associated to insulin resistance such as high systolic blood pressure and low HDL cholesterol, as well as a longer duration of the diabetes are predicting factors for heart failure development in these patients.
Keywords : Heart failure. Type 2 diabetes. Risk factors.
INSUFICIENCIA CARDIACA EN LA DIABETES MELLITUS. ESTUDIO DE COHORTES PROSPECTIVO
INTRODUCCION
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de morbilidad y mortalidad en los pacientes con diabetes tipo 2 (1). Importantes estudios poblacionales han demostrado la relación entre diabetes e insuficiencia cardiaca (IC); Así en Framingham la presencia de diabetes aumentó dos veces y media el riesgo de desarrollar IC en los hombres y cinco veces en las mujeres (2). Debido a la magnitud de ambas entidades esta asociación representa un problema de gran impacto sanitario como refleja el hecho que la diabetes haya sido incluida dentro del estadio A de la clasificación de IC del ACC/AHA (3). A pesar de su relevancia, la IC en la diabetes ha sido menos estudiada en comparación con la enfermedad coronaria habiendo sido denominada como “la frecuente, olvidada y a menudo mortal complicación de la diabetes”(4). La justificación de este olvido estaría relacionada con la compleja caracterización clínica de esta entidad debida a la importante comorbilidad asociada a la diabetes.
Un conocimiento más profundo de la incidencia y presentación clínica de la IC en la diabetes resulta de interés para poder diseñar estrategias preventivas y de diagnóstico precoz similares a las que se aplican para la enfermedad coronaria.
OBJETIVOS
Los objetivos del estudio fueron: 1) Determinar la incidencia de la IC en una cohorte de pacientes con diabetes tipo 2. 2) Evaluar los factores predictivos para su desarrollo.
MATERIAL Y METODOS
Diseño : Estudio de cohortes prospectivo.
Población a estudio: Entre 1994 y 1998 fueron seleccionados pacientes con DM tipo 2 procedentes de la consulta externa de endocrinología del hospital comarcal de Alcañiz con una población de referencia de 70.000 habitantes (N 455). Los pacientes estaban diagnosticados con los criterios vigentes en ese momento y fueron criterios de exclusión: Enfermedad somática grave, embarazo, situación de hipo-hipertiroidismo, tratamiento con corticoides sistémicos e insuficiencia renal crónica grado V de la Nacional Kidney Foundation.
Variables basales : Se recogió la siguiente información de cada paciente:
– Variables clínicas: edad, sexo, tiempo de evolución conocido de la enfermedad, peso en kg (medido en ropa ligera y sin zapatos, con precisión de 500 g), talla (precisión de 1 cm), índice de masa corporal (IMC) definido como peso en kg/cuadrado de la talla en m. La presión arterial sistólica (PAS) y diastólica (PAD) como promedio de 3 determinaciones obtenidas tras 10 min de reposo en sedestación, con un manguito adecuado a la circunferencia del brazo y con una precisión de 5 mm Hg. Se clasificó a los pacientes según su hábito tabáquico en fumadores activos y no fumadores, y según su tratamiento antidiabético en tratados con hipoglucemiantes orales o insulina.
– Variables bioquímicas: se realizó una extracción de sangre venosa tras un ayuno nocturno de 10 h y antes de la administración de la medicación antidiabética. Se recogió orina de 24 h y, tras excluir una infección urinaria, se determinó la tasa de excreción de albúmina (EAU). Las muestras se clasificaron como normoalbuminúricas (<30mg), microalbuminúricas (30-300mg) y macroalbuminúricas o proteinúricas (> 300 mg).
Seguimiento: Los pacientes fueron seguidos de modo prospectivo durante una período medio de de 7.5 +/- 2 años. El diagnóstico de IC se basó en la valoración clínica en atención especializada hospitalaria (medicina interna/cardiología). Se incluyeron los diagnósticos efectuados tanto en consulta externa como durante una hospitalización.
Se recogieron diversas variables de las exploraciones complementarias. Para el diagnóstico de hipertrofia electrocardiográfica se aplicó el índice de Sokolow-Lyon. Dentro de las variables ecocardiográficas se definió la disfunción sistólica como una fracción de eyección de ventrículo izquierdo (FEVI) < 45 %. Para analizar la función diastólica ventricular izquierda fueron considerados los datos del análisis del flujo transmitral mediante doppler pulsado.
Métodos estadísticos: Las variables cuantitativas se describen mediante medias con su desviación estándar y las cualitativas mediante distribución de frecuencias. La comparación de variables cuantitativas se realizó mediante la prueba de t de student para muestra independientes y la de variables cualitativas mediante la prueba de la chi cuadrado o el test exacto de Fisher. La tasa de incidencia se expresa en casos /1.000 pacientes-año. Se utilizaron modelos de regresión logística multivariable para predecir la aparición de IC (variable dependiente). Las variables independientes analizadas fueron edad, sexo, tiempo de evolución de la diabetes, tratamiento insulínico, presión arterial, colesterol, c-HDL, c-LDL, triglicéricos (TGC), IMC, tabaquismo, HbA1, Función renal estimada por fórmula MDRD y presencia de complicaciones crónicas micro y macroangiopáticas. Se consideraron significativos valores de p < 0.05.
RESULTADOS
La población estudio incluye 455 pacientes, 274 mujeres (60%). La edad media fue 64.93 +/- 9.2 años. El tiempo medio de evolución de la diabetes era de 10.49 +/- 7.5 años. Las características iniciales de los pacientes se detallan en la tabla 1.
Durante el seguimiento medio de 7.5 +/- 2 años un total de 57 pacientes (12.5%) fueron diagnosticados en algún momento de IC. La tasa de incidencia de IC fue de 16.69 casos por 1000 pacientes-año.
Las principales características de los pacientes que desarrollaron IC y su comparación con el grupo que no desarrolló IC se recogen en la tabla 2. Las diferencias más significativas fueron que los pacientes que desarrollaron IC tenían mayor PAS, cifras más elevadas de TGC, y más bajas de c-HDL. La mayor edad y el tiempo de evolución de la diabetes no llegaron a alcanzar significación estadística.
La manifestación clínica más habitual del fallo cardiaco fue la disnea de esfuerzo presente en 40 pacientes (70%). Durante el seguimiento precisaron ingreso por descompensación 29 pacientes (50.8 %). En 14 casos (24.56%), la causa atribuida fue la cardiopatía isquémica (aguda o crónica), precediendo en dos los síntomas de fallo cardiaco al evento coronario. La cardiopatía valvular fue la responsable en 5 casos (8%). Más frecuente fue el antecedente de HTA presente en 50 pacientes (87.7%). Las arritmias supraventriculares (fibrilación o flutter auricular) aparecieron en algún momento en 39 pacientes (59.6%). En 19 casos (33.3%) constituyó el principal factor desencadenante.
Entre las variables de las exploraciones complementarias destacan el hallazgo de hipertrofia electrocardiográfica en 10 pacientes (18.5%), mientras que en el ecocardiograma se documentó en 12 casos de los 39 pacientes que se disponía de la exploración (30.7%). Otros hallazgos ecocardiográficos relevantes fueron una FEVI de 54.9 +/- 11 % y parámetros de disfunción diastólica en 21 (53%). Únicamente predominó la disfunción sistólica VI en el subgrupo de etiología isquémica (FEVI 45 +/- 10 %).
En el análisis multivariante los predictores independientes de IC fueron la PAS inicial (OR :1.02; IC 95% 1.006-1.035 p=0.006), el tiempo de evolución de la diabetes (OR : 1.044; IC 95% 1004-1.086 p=0.03 ) y el valor c-HDL (OR 0.965; IC 95% 0.938-0.993 p=0.015).
DISCUSIÓN
Diversos estudios previos han estimado la incidencia de IC en la población diabética. Uno de los más importantes el U. K. Prospective Diabetes Study (UKPDS) (5) estudió de forma prospectiva más de 4.000 pacientes con un diagnóstico reciente de diabetes y determinó tras 10 años de seguimiento unas tasas de incidencia de 2.3-11 casos por 1.000 pctes-año. Una limitación de este gran estudio es que el perfil clínico no es representativo de la población habitual. Iribarren (6) en 48.000 diabéticos de mayor edad y seguidos durante dos años comunicó una tasa de incidencia de 4.5-9.2 por 1.000 pctes-año. En ambos estudios la incidencia real de IC probablemente fue infraestimada debido a que sólo se incluyeron los ingresos con el diagnóstico principal de IC. Otros estudios que incluyen pacientes ambulatorios reflejan tasas de incidencia más concordantes con nuestros resultados como Nichols (7) que encontró una incidencia de 30.9 casos por 1.000 pctes-año en una población de más de 8.000 diabéticos tipo 2 seguidos durante 6 años. En este estudio la principal limitación reconocida por el propio autor y, que podría contribuir a sobreestimar la incidencia de IC, radica en que la obtención del diagnóstico se basaba en variables recogidas de una base de datos introducida por personal médico de diferentes ámbitos incluyendo atención primaria (menos de un tercio fueron evaluados en cardiología).
En nuestro estudio con un amplio seguimiento, incluyendo pacientes ambulatorios encontramos una tasa de incidencia más reducida (16.69 casos por 1000 pctes-año) cuando se utiliza un criterio clínico de IC en el ámbito de atención especializada.
La existencia de una miocardiopatía específica diabética como entidad clínica nosológica independiente de la HTA y la enfermedad coronaria continúa siendo controvertido. Desde que fue descrita por Rubler y cols en 1972 (8) se ha acumulado una gran evidencia epidemiológica y experimental demostrando diversas anomalías funcionales y morfológicas en el corazón diabético (9, 10, 11, 12). Como no se conocen con precisión cómo estos factores desembocan en la IC, otros autores como Bell (13) minimiza el concepto de miocardiopatía diabética afirmando que si la diabetes no se complica con otra circunstancia (neuropatía, nefropatía, HTA o enfermedad coronaria) no se produce disfunción ventricular o, en todo caso, ésta sería muy ligera.
Nuestro trabajo confirma la dificultad para caracterizar desde el punto de vista etiológico la disfunción ventricular debido a la elevada prevalencia de factores de riesgo y comorbilidad. Para obviar el concepto “miocardiopatía diabética” más confuso en la práctica clínica pensamos que es mas útil utilizar el término «miocardiopatía en la diabetes», propuesto por Zarich y Nesto (14).
En concordancia con Nichols (7) en nuestro estudio la PAS basal elevada fue un importante predictor independiente para el desarrollo de IC. De esta forma la IC podría justificar el exceso de riesgo en cuanto morbimortalidad cardiovascular demostrado en la asociación HTA y diabetes en comparación con ambas entidades por separado (15).
También hemos encontrado una asociación entre IC y la forma más específica de dislipemia diabética de la diabetes tipo 2 (aumento de los TGC y descenso de c-HDL) (16). Este hallazgo refuerza el papel atribuido a la fibrosis miocárdica , uno de los mecanismos propuestos para explicar la miocardiopatía en la diabetes (11), ya que su presencia se ha relacionado con concentraciones miocárdicas elevadas de TGC y colesterol en el corazón diabético (17). En el mismo sentido apuntan los hallazgos de Gavock (18) que recientemente ha documentado mediante resonancia magnética espectroscópica un contenido miocárdico de triglicéridos mayor en pacientes con intolerancia a la glucosa y con diabetes que en pacientes obesos con tolerancia normal a la glucosa. También hay que señalar que el c-HDL reducido es considerado como un potente factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad coronaria hecho que explicaría su presencia habitual como agente causal de la disfunción ventricular.
La asociación de la resistencia a la insulina con la hipertrofia ventricular izquierda y disfunción diastólica ha sido ampliamente descrita en la literatura (19, 20, 21). Aunque nuestro estudio no permite deducir el mecanismo patogénico de la IC en la diabetes nuestros hallazgos (predominio de la función sistólica preservada, presencia elevada de hipertrofia ventricular y alteración de la función diastólica) refuerzan el papel de la resistencia a la insulina y sus factores relacionados.
En cuanto al papel del efecto metabólico en estudios previos existen datos contradictorios. El UKPDS (22) y la cohorte de Nichols (7) encontraron una fuerte asociación entre el grado de control metabólico y el desarrollo de IC. Sin embargo en consonancia con nuestros datos los niveles iniciales de HbA1 no fueron predictores de su desarrollo. No obstante el tiempo de evolución de la diabetes si que predijo la aparición de IC. Todo ello refuerza la importancia de un control metabólico prolongado mantenido en el tiempo más que un valor elevado aislado.
Tampoco la presencia de complicaciones micro ni macroangiopáticas han demostrado predecir IC. Esta falta de poder predictivo puede estar justificada por el efecto protector de la prevención secundaria enérgica en este grupo de pacientes tal y como Nichols ha sugerido para tratar de explicar el efecto protector paradójico de la microalbuminuria que encontró en su cohorte (7).
Entre las limitaciones de nuestro estudio destacamos el haber utilizado un criterio clínico para el diagnóstico de IC siempre insuficiente teniendo en cuenta la comorbilidad asociada y que ha podido infraestimar la verdadera incidencia de IC sobre todo incipiente. Otra limitación importante es no disponer en todos los casos de una demostración objetiva de disfunción ventricular debido a que en la valoración clínica no se consideró necesaria. Por otro lado la valoración no invasiva de la función diastólica mediante el análisis del flujo trasnsmitral no es concluyente. Exploraciones como el doppler tisular resultan más fiables en la cuantificación de la función diastólica pero no estaban disponibles en el momento del estudio. Finalmente los pacientes provenían de una consulta especializada y aunque reflejan perfectamente al paciente habitual en la práctica clínica pueden no ser representativos del conjunto de diabéticos tipo 2.
Nuestros resultados sugieren la necesidad de desarrollar programas de intervención en la población diabética de riesgo con medidas como una evaluación clínica periódica, ecocardiográfica o determinaciones de péptido natriurético auricular que permitan un diagnóstico precoz de la disfunción ventricular así como y un tratamiento adecuado.
CONCLUSIONES
Hemos observado en una población de diabéticos tipo 2 una elevada incidencia de insuficiencia cardiaca. En su desarrollo la constelación de factores de riesgo cardiovascular asociada a la resistencia a la insulina parece jugar un papel importante así como la mayor duración de la enfermedad. En nuestro estudio ni el control metabólico inicial ni las complicaciones vasculares fueron determinantes.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Bosch X, Alfonso F, Bermejo J. . Diabetes y enfermedad cardiovascular. Una mirada hacia la nueva epidemia del siglo XXI. Rev Esp Cardiol. 2002;55:525-7
(2) Kannel WB, McGee DL. Diabetes and glucose tolerance as risk factors for cardiovascular disease: the Framingham study. Diabetes Care 1979;2:120-6.
(3) ACC/AHA Guidelines for the evaluation and management of cronic heart failure in the adult: executive summary. J Heart Lung Transplant 2002;21 189-203
(4) Bell DSH: Heart failure: the frequent, forgotten, and often fatal complication of diabetes. Diabetes Care 26:2433–2441, 2003
(5) Stratton IM, Adler AI, Neil HAW, Matthews DR, Manley SE, Cull CA, Hadden D, Turner RC, Holman RR: Association of glycaemia with macrovascular and microvascular complications of type 2 diabetes (UKPDS 35): prospective observational study. BMJ 321:405–412, 2000
(6) Iribarren C, Karter AJ, Go AS, Ferrara A, Liu JY, Sidney S, Selby JV: Glycemic control and heart failure among adult patients with diabetes. Circulation 103 : 2668–2673, 2001
(7) Nichols G. Gullion C, Koro C , Ephross S., Jonathan B, . The Incidence of Congestive Heart Failure in Type 2 Diabetes Diabetes Care 27:1879-1884, 2004
(8) Rubler S, Duglash J, Yuceoglu YZ, Kumral T, Brandwood AW, Grisham A. New type of cardiomiophaty associated with diabetic glomerulosclerosis. Am J Cardiol 1972; 30: 595-602.
(9) Feener EP, King GL. Vascular dysfunction in diabetes mellitus. Lancet 1997; 350 (suppl): 9-13.
(10) Spector KS. Diabetic cardiomyopathy. Clin Cardiol 1998; 21: 885-887.
(11) Zoneraich S, Silverman G, Zoneraich O. Primary myocardial disease, diabetes mellitus, and small vessel disease. Am Heart J 1980; 5: 754-5.
(12) Khan JK, Zola B, Juni JE, Vinik AI. Decreased exercise heart rate and blood pressure response in diabetic subjects with cardiac autonomic neuropathy. Diabetes Care 1986; 9: 389-394
(13) Bell DSH. Diabetic cardiomiopathy: A unique entity or a complication of coronary artery disease?. Diabetes Care 1995; 18: 708-14.
(14) Zarich SW, Nesto RW. Diabetic cardiomyopathy. Am Heart J 1989; 118: 1000-12.
(15) Brown MJ, Palmer CR, Cataigne A y col: Morbidity and mortality in patients randomized to double-blind treatment with long-acting calcium-channel blocker or diuretic in the International Nifedipine GITS Study: Intervention as a goal in hypertension treatment (INSIGHT). Lancet 2000; 356: 366-372.
(16) Rodriguez BL, Curb JD, Burchfiel CM, Huang B, Sharp DS, Lu GY, et al. Impaired glucose tolerance, diabetes and cardiovascular disease risk factor profiles in the elderly. The Honolulu Heart Program. Diabetes Care 1996;19:587-90
(17) Zhi You Fang, Johannes B. Prins and Thomas H. Marwick Diabetic Cardiomyopathy: Evidence, Mechanisms, and Therapeutic Implications
Endocrine Reviews 25 (4): 543-567
(18) McGavock JM, Lingvay I, Zib I, et al. Cardiac steatosis in diabetes mellitus: A 1H-magnetic resonance spectroscopy study. Circulation 2007; 116:1170-1175
(19) Rutter MK, Parise H, Benjamin EJ, Levy D, Larson MG, Meigs JB, Nesto RW, Wilson PW, Vasan RS: Impact of glucose intolerance and insulin resistance on cardiac structure and function: sex-related differences in the Framingham Heart Study. Circulation 107:448–454, 2003
(20) Okura H, Inoue H, Tomon M, Nishiyama S, Yoshikawa T, Yoshida K, Yoshikawa J: Impaired glucose tolerance as a determinant of early deterioration of left ventricular diastolic function in middle-aged healthy subjects. Am J Cardiol 85:790–792, A9, 2000
(21) Mizushige K, Yao L, Noma T, Kiyomoto H, Yu Y, Hosomi N, Ohmori K, Matsuo H: Alteration in left ventricular diastolic filling and accumulation of myocardial collagen at insulin-resistant prediabetic stage of a type II diabetic rat model. Circulation 101:899–907, 2000
(22) Stratton IM, Adler AI, Neil HA, Matthews DR, Manley SE, Cull CA, Hadden D, Turner RC, Holman RR: Association of glycaemia with macrovascular and microvascular complications of type 2 diabetes (UKPDS 35): prospective observational study. BMJ 321:405–412, 2000
Tabla 1: Características clínicas y variables bioquímicas basales de la población estudiada
| Variables | Pacientes
(N 455) |
| Edad (años) | 64.93 +/- 9.2 |
| Sexo ( mujeres ; %) | 274 (60%) |
| Evolución (años) | 10.5 +/- 7 |
| IMC ( Kg/m2) | 29.2 +/- 4 |
| PAS (mm Hg) | 145 +/- 20 |
| PAD (mmHg) | 79 +/- 11 |
| Colesterol (mg/dl) | 218 +/- 40 |
| c-HDL (mg/dl) | 43 +/- 11 |
| c-LDL(mg/dl) | 151 +/- 39 |
| TGC (mg/dl) | 135 +/- 92 |
| HTA (%) | 77.1 |
| Fumadores activos (%) | 11.8 |
| Tto insulina (%) | 42.1 |
| Macroangiopatía (%) | 20.9 |
| E.coronaria | 9.9 |
| E.vascular p. | 7.7 |
| E.vascular c. | 6.6 |
| Microangiopatía (%) | 49.9 |
| Microalbuminuria | 22.6 |
| Retinopatía | 39.9 |
IMC: índice masa corporal; PAS: presión arterial sistólica; PAD: presión arterial diastólica; TGC: triglicéridos; HTA: hipertensión arterial; Macroangiopatía : prevalencia inicial de enfermedad cardiovascular; E. coronaria : enfermedad coronaria; E.Vascular p. : Enfermedad vascular periférica; E vascular c. : Enfermedad vascular cerebral.
Tabla 2 Características basales del grupo que desarrolló IC comparadas con el grupo que no presentó IC.
| Variables | Grupo sin IC
(N 398) |
Grupo con IC
(N 57) |
P |
| Edad | 64.6 | 66.8 | 0.05 |
| Sexo (mujeres;%) | 60 | 67 | NS |
| Evolución (años) | 10.3 | 11.8 | 0.05 |
| IMC (Kg/m2) | 29.1 | 30.1 | NS |
| PAS (mmHg) | 144 | 152 | 0.005 |
| PAD (mmHg) | 79 | 82 | NS |
| Colesterol (mg/dl) | 219 | 216 | NS |
| c-HDL (mg/dl) | 43 | 39 | 0.01 |
| c-LDL (mg/dl) | 151 | 150 | NS |
| TGC (mg/dl) | 132 | 159 | 0.01 |
| Macroangiopatía (%) | 21 | 15 | NS |
| Microalbuminuria(%) | 21 | 31 | NS |